Por: Fernando Saavedra

Cada película de Alex de la Iglesia ofrece una mirada más profunda de lo que encontramos a simple vista, de lo que nos rodea. En diálogo con FDH eso también sale a flote: responde con un mix entre temas vinculados a la filosofía y al mundo del comic. Sentado frente a cada pregunta, el bilbaíno demuestra una decidida voluntad por compartir lo más sensible de su universo creativo.

 
Tu cine siempre indaga sobre la condición humana. ¿Después de terminar El bar te preguntaste de qué estamos hechos los seres humanos?
No creo que haya una indagación en mi obra porque no soy un filósofo o alguien que piense  en el hombre o esas cosas. Si es cierto que en esta película hay una cierta angustia sobre cómo es la vida. Pero yo creo que es algo que tenemos todos, pero lo que pasa es que yo tengo la oportunidad de reflejarlo en mis películas de una manera localizada en el entretenimiento y la diversión por la comedia, así que intento preguntarme también acerca de por qué nos ha tocado todo esto y entonces surge el drama y al mismo tiempo surge la comedia y te preguntas por qué es todo tan difícil, sobre todo porque da la sensación de que todo es mentira.

Ahí surge el engaño entonces…
Es verdad, surge el engaño. No sé si es un problema mío de falta de concreción las cosas, pero luego descubres el asunto interesante que es el darte cuenta que precisamente nos negamos a nosotros mismos la posibilidad de que las cosas no tengan sentido. Aceptamos cualquier tipo de teoría o hipótesis antes del sin sentido porque eso es insoportable. Somos capaces de crear cualquier cosa dioses, demonios, sistemas, gobiernos extraterrestres o lo que sea necesario para que haya alguien sea culpable en lugar de nosotros mismos. Hay una necesidad de buscar una culpabilidad en el otro de manera constante y eso es muy gracioso.

Claro, hacemos de la culpa todo un sistema de representaciones.
Exacto. Le echamos la culpa a quien sea, a muestra madre, al pasado, a la historia, a los conservadores, a los liberales, a la oposición, al sistema, a los terroristas, a quien sea antes de pensar que el real culpable es uno mismo que no hecho nada por mejorar la situación, fundamentalmente mis personajes prefieren pensar que el mundo es un escaparate, por eso están en un bar están muy a gusto por estar en un bar, y piensan que el enemigo está afuera. Eso es fantástico y lo mismo pasa cuando  ves una película o ves la tele o te enfrentas a las noticias.

Es como si hubiese una barrera que parecería protegernos…
Y eso genera una tranquilidad,  que está todo bien y afuera están los locos, los locos pueden ser definitivamente locos, auténticos, unos terroristas que nos quieren destruir el enorme paraíso en el que vivimos. En realidad nos damos cuenta de que el enemigo es más siniestro, que es una corporación. Nadie piensa que es uno mismo porque no queremos pensar eso, ya sea porque  es muy incómodo.

Entonces la vida parecería ser otra cosa…
La vida es darnos cuenta que las cosas ocurren delante de mí. La vida la provoco yo; si yo cambio la vida, el espectáculo que se genera delante de mí es diferente y es eso lo que no queremos reconocer, sobre todo porque uno pone un gran esfuerzo y supone una valentía que en realidad no tenemos.

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Tus personajes tienen mucho de eso.
Eso es lo que hacen los personajes en primer lugar, en el primer acto. Al principio piensas que hay un hombre malo que nos quiere hacer daño pero después piensas que es más complicado y supones que es el sistema quien nos quiere hacer daño. Entonces sigues avanzando hasta que te das cuenta que todo eso no funciona que no es verdad, entonces tienes mucho miedo se te caiga el mundo como un espejo, entonces los personajes bajan al segundo nivel, a la almacén. El almacén es el purgatorio donde se liberan de una serie de sentimientos y se limpian de esas falsas apariencias para descubrir que el enemigo está entre ellos, el enemigo es uno de nosotros que se empieza a conocer con otros y pueden pasar a la tercera fase, que es el culo del demonio, done  hay que pasar por ese agujero que nos destroza todo para poder encontrarte a ti mismo, para descubrir que el culpable no es nadie. Soy yo,  no  más que uno mismo, y eso es lo que quiero contar en la película.

¿La realidad es una de la fuente de inspiración para tu película o de qué otros lugares obtenés fuentes de inspiración para tus proyectos?
Es una pregunta compleja, fundamentalmente desde lo que yo considere como realidad. Para mí la realidad son los comics, la literatura infantil, las novelas gráficas, la filosofía idealista, sobre todo la alemana me interesa, por más que sea muy fea pero cool,  porque habla del discurso y es importantísimo para hacer cine descubrir cómo se estructura un discurso. Me interesa mucho Asterix y Obelix, sobre todo Obelix porque es una persona baja de tórax y siempre ha sido feliz.  ¿Por qué es feliz Obelix? ¿Porque se engaña así mismo, porque no se da cuenta que es gordo o porque realmente no es gordo? Sino que es un gran tipo que está por encima de la obesidad, de lo que piensan los otros sobre un ideal. Me interesa mucho Hergé, porque cuando leemos  las aventaras de Tintín el protagonista es él. Se trata de un relato donde el protagonista es el que más sufre, y todo eso forma parte de mi cabeza y es parte de la realidad. Yo no creo que la realidad sea eso tangible y que tenemos alrededor, sino que es eso que nos duele, ósea el criterio de maduración de la existencia de algo es el dolor que nos provoca.

¿Basándonos en una línea temporal, en qué momento comenzás a pensaren esta película y el génesis del bar?
Básicamente cuando hablo de mí también estoy hablando de Jorge Gerrica Echeverría. Con él pensábamos esta historia hace mucho tiempo lo que pasa es que no encontrábamos el motor del conflicto, no encontrábamos una razón por la cual de pronto los personajes se sintieran aterrorizados desde un punto de vista metafísico. Pensamos en el terrorismo, pensamos en algo sobre natural, pensamos en un accidente  pero cuando vimos a un enfermo de Ébola  a España  encontramos lo que estábamos buscando. Hubo un momento en España que pensamos que se iba a infectar todo el país. Le preguntaba a una amiga que es médica y me decía: “no sabemos manejar correctamente la situación, ni siquiera el vestuario necesario para no infectarnos y vamos aprendiendo conforme lo sucedido”. El hospital donde estaba el enfermo de Ébola no reunía las condiciones sanitarias para enfrentar la problemática tuvimos y la suerte de tener gente competente en sanidad ante la problemática. Cuando me despedí de ella  la salude con temor y me di cuenta que ahí estaba la película, y me dije: “no puedo ser tan cobarde”. Así surgió la película.

La película parece expresar que vos estás de un lado social específico. ¿Pero de qué lado estás?
En principio nosotros no queremos estar del lado del mal y de repente conocemos lo maravilloso de ser una persona maliciosa y demente como Leonardo Di caprio en Lobo de Wall Street. Disfrutas del mal guarecido en la inocencia del espectador, entonces tú estás ahí metido y vives en esa locura, pero cuando lo película termina te castiga, te sorprendes y dices: “mira donde llega todo esto” Y te genera como un vacío, pero luego el epilogo de la película te cuenta que vale pena. Hay personas que me en dicho que la película tiene una visión no demasiado meditada sobre cuál es la correspondencia entre los personajes. Hay gente que me ha criticado, por ejemplo cuando se muere el malo y se salva la buena. Es increíble hasta qué punto se puede estar en contra de esa visión que puede ser lo contrario de lo que uno pretende reflejar en el caso concreto de la película. El honesto es el que está acostumbrado a vivir en el infierno, el que está todo el día en el nivel de stress y el que está siempre en la alcantarillas, por lo cual todo lo demás le resulta muy sencillo y dice lo que piensa porque está loco. Es el que ante las situaciones más críticas es el que mejor las enfrenta,  por lo tanto y a diferencia de los otros, que tienen que ir atravesando esa especie de filtro para llegar al fondo sin nada encima, solo con su personalidad, quienes prácticamente están desvalidos con respecto a otros personajes de El Bar.