Por Simja Dujov

Euforia con excesivo optimismo, sentimientos exagerados de tristeza, desesperanza, ansiedad, pesimismo, cambios emocionales rápidos e imprevisibles. Acá va una lista de discos bipolares, que dicen una cosa y después otra, o todo junto, al mismo tiempo, y en esa neblina nos encontramos a nosotros mismos.

Esos sentimientos encontrados que no tienen explicación pero que cuando escuchamos una canción parece que nos estuvieran dictando al oído cómo se ve nuestro corazón por dentro. Hay discos que funcionan como esa lupa, que tema tras tema, frase tras frase, nos van dibujando nuestros contornos, la silueta de nuestras contradicciones.

OK COMPUTER – RADIOHEAD

Los propios Radiohead tienen una actitud ciclotímica cuando se refieren a este disco. Decidieron grabarlo sin productor, y luego eligieron producirlo con Nigel Godrich. Dicen que no es un disco conceptual, pero también dicen que es un disco en el que todas las canciones están relacionadas y que hay que escucharlo todo junto. En palabras del propio Thom Yorke “Fue como si hubiera una cámara secreta en una habitación, y mirara a la persona caminando – una persona diferente para cada canción. La cámara no es del todo mía. Es neutral, sin emociones. Pero no del todo sin emociones. De hecho, todo lo contrario”.

Queda clarísimo, es un disco para entregarse, soltarse y dejarse llevar. Para bucear en las profundidades de las miserias y también del goce. Y dejarse sorprender por las capas sonoras abruptas que aparecen de la nada. Lo mágico de este disco es que por más que lo escuchés mil veces y sepas en qué momento va a llegar la sorpresa, siempre la esperás y te emocionás. Como cuando llega tu cumpleaños y les decís tus amigos que te dan un regalo: “no te hubieses molestado”, como si no supieras que te iban a traer regalos. Aunque cada vez se regala menos y se bebe más. Ya no es como antes.

HONESTIDAD BRUTAL – ANDRÉS CALAMARO

El campeón de los discos bipolares tiene su máximo exponente en este álbum doble lleno de fuerzas opuestas. Bueno, si hablamos de campeones de bipolaridad, Charly se ganó varios Pellegrinis, pero ese es otro cantar.

Las letras de este disco son un viaje por el mundo de los sentimientos encontrados sin solución. Cada canción plantea opuestos que conviven, altibajos que nunca comprenderemos pero que conocemos muy bien. Un picado de frases sueltas es el mejor ejemplo de cómo Calamaro nos lleva de paseo y a veces nos suelta la mano. Nos dice que es vulnerable a su lado mas amable y el comandante de su parte de adelante y que también es inocente de su lado más culpable. Nos convida de su propia histeria con “núnca invito a una chica a dormir, sólo a la que me dice que no, porque prefiero dormir pensando en nosotros dos, que dormir con vos”. Y cuando espera sentado en Plaza Francia cuenta que “mi dinero me lo gasto en elegancia, con mi tarjeta dorada no me puedo comprar nada… el amor no se puede pagar… otra vez va a ser mejor comprarlo hecho al amor”. No queda muy claro cuál es su relación con el amor, pero ciertamente anda ajustado con el crédito. Obviamente todo esto es poesía, aunque quizás la vida también lo sea.

THE MAN COMES AROUND – JOHNNY CASH

Después de casi 50 años de carrera, con más historias personales de alcohol, noches de ruta y kilómetros de desamor de las que cualquier discografía puede incluir, Johnny Cash grabó un disco de versiones. Una selección caprichosa y brutal, sucia y desoladora, dolorosa y romántica, llena de oposiciones. El bueno de Cash logra hacernos creer que cada canción la escribió él y que su voz es la protagonista de historias tan dispares que sólo son verosímiles conociendo sus múltiples andanzas como prócer de la historia de la música americana.

Pasa de la irónica y mordaz Personal Jesus de Depeche Mode, a una versión desconsolada de sensibilidad amorosa de In My Life de John Lennon. De la épica y naif Bridge Over Troubled Water de Simon & Garfunkel a la herida abierta y dolorosa de Hurt de Nine Inch Nails.

Johnny Cash escribió muchísimas canciones pero eligió contar su historia ya viejo recurriendo a letras de otros que sintetizan esos polos opuestos que conviven en nuestros sentimientos. Cash se pisa, se confunde, tiembla, impone seguridad y luego se desdice. Y nosotros nos rendimos ante la belleza de su voz con la confianza de que es más fácil seguir a un líder que hacernos cargo de elegir nuestros propios errores.