Es verdad que Phoenix es el grupo menos francés de los grupos franceses pero no por eso son una parte menor del constante constructo del French Touch, el estilo con el que casi todo el mundo identifica a la música que viene de la tierra gala. En su nuevo paquete de canciones, lo de Phoenix abraza a Italia en toda su construcción cultural, algo que puede notarse en tracks como “Tutti frutti o “Lovelife” algo que en una primera instancia resalta desde el título del álbum pero que también se impone en el resto de las letras. Subidos a una estructura donde el pop manda, los teclados también se suman a una atmósfera FM que jamás desentona con el contexto de un álbum donde el synthpop (sí, el de los ochentas) manda y organiza las estructuras, mientras las guitarras del grupo acompañan toda una arquitectura. Si antes ese diseño supo supo ser protagonista en los mejores discos de la banda hoy se relega para tomar otra impronta climatológica. Diego Gez.