Si hay injusticia en Argentina, en los Estados Unidos, o en cualquier parte del mundo, todos tenemos que hablar de eso para combatirlo”, dice el francés Abd Al-Malik. Uno de los raperos con más personalidad de la escena habló con FDH sobre sus tres pasiones: la literatura, el cine y la música.

Abd Al-Malik

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Por: HERNÁN PANESSI

Hay un momento revelador en 8 Mile, aquella suerte de biografía audiovisual del rapero Eminem del año 2002, en el que B-Rabbit viaja en colectivo, observa la ciudad con cierta melancolía, anota, tacha y piensa. De fondo, los acordes de un hip hop callejero lo inspiran a componer una nueva canción. En apariencia, podría ser una escena menor pero ahí, B-Rabbit, que es en realidad el mismísimo Eminem, se encuentra con su destino: los suburbios son su geografía pero el mundo es su destino. Con el mismo espíritu, aunque en otra latitud, el rapero, freestyler, productor, cineasta y filósofo francés Abd al-Malik lanza frases al aire y agita sus largos brazos en los jardines y los clubes de Estrasburgo, Francia.

Abd Al-Malik

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El rap, su rap, está compuesto de horizontalidad: te habla a vos, a vos y a vos, desde al lado, ni desde arriba ni desde abajo. Y, por caso, Abd Al-Malik envuelve a su última creación ¡Que Alá bendiga a Francia!, su primera película como director, bajo un halo de frescura.

“Más que una autobiografía, este es un proceso artístico. Esta es mi historia, pero también la del rap, vista en otra parte que no son grandes lugares como París o Marsella. Quiero mostrar que uno puede ser de piel negra, suburbano y tener un camino que no sea el de un perdedor. La humanidad no se detiene en la frontera de los barrios”, dice Abd Al-Malik.

Y en una hoja de ruta sinuosa, Régis Fayette-Mikano (tal es el nombre que reza en su documento de identidad) se cruza con la obra de Albert Camus, popular filósofo argelino que creció bajo el influjo de Schopenhauer, Nietzche y del existencialismo alemán. “Camus creció con nosotros”, repite Abd al-Malik, en su primera visita a la Argentina. Y es curioso que su espejo sea Camus cuando él mismo se suscribe a la religión musulmana.

Es decir: a diferencia del nihilista y exégeta de las libertades individuales de Camus, su autor favorito, Malik cree en el Corán y en la palabra de Alá. Y, además, comulga con una idea de amor, lazos y experiencias colectivas: “El mundo está conectado en su totalidad, y si hay injusticia en Argentina, en Estados Unidos o en cualquier parte del mundo, todos tenemos que hablar de esto para combatirlo”, sigue Abd al-Malik.

De chico, Abd Al-Malik vivió en un ambiente muy duro. Como tantos jóvenes de los suburbios, atravesó instancias delictivas, hambre, drogas y muertes de amigos. Pero aquellas adversidades no lo frenaron. Por el contrario, lo hicieron más fuerte. Sus inquietudes artísticas (su amor por la literatura, la poesía y la música) lo metieron en la discusión y lo sacaron de las malas juntas.

Y ahora, con un presente luminoso, a sus 42 años, Abd Al-Malik viaja por el planeta mostrando su arte: cinco discos en solitario, un single, cuatro discos con New African Poets, cinco libros y una película. Con motivo de la proyección de ¡Que Alá proteja a Francia! en el marco del Festival de Cine Migrante, Abd Al-Malik conversó con FDH.

Abd Al-Malik

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Tenés una carrera muy diversa. ¿Cómo te definís? ¿Con qué faceta tuya te identificás más?
Primero que nada soy artista, tengo tres pasiones: la literatura, el cine y la música, y la idea es utilizar estos medios para poder comunicarme con la gente.

Cuando uno piensa en contar su propia historia, en este caso una biopic, ¿cómo hacés para contarte a vos desde tu propia perspectiva? ¿Qué elegís contar primero?
No me quiero definir de alguna forma porque no me encuentro extraordinario, pero igual encuentro que se habla mucho del Islam y justamente quiero hablar desde adentro del Islam. Sé que se habla mucho de las calles de las afueras de Francia, y quiero hablar desde adentro, así también como del rap y del hip hop, darlos a conocer desde dentro. Lo que tengo de interesante como sujeto es que quiero contarlo desde adentro.
Te convertiste al Islam a los 16 años. ¿Qué fue lo que te interesó tan tempranamente de la religión islámica?
La religión es como la ropa que usamos y cada uno se viste de la forma que elige, lo que importa es lo que está detrás de la ropa. Así es como entiendo la religión. Lo que hago en la película es explicar cómo entiendo esto y por qué lo elegí.

¿Qué es en concreto tu película, de qué trata? ¿Cuál es la narrativa que elegís? ¿Qué maneras o qué historias elegís para retratar esa Estrasburgo de tu pasado?
La película es la adaptación del primer libro que escribí. Es mi historia, pero podría ser la de cualquier persona viviendo en Francia, España, lo que importa es lo que esa persona vive y cómo uno se convierte en ser humano.

¿En qué te inspirás?
Mi principal inspiración es la vida misma. Lo que quiero resaltar en la película es que todos podemos ser diferentes, pero lo que importa es que somos una persona.

En varias de sus entrevistas, incluso en la película, mencionás al escritor Albert Camus como una referencia en su obra y como alguien que lo inspiró y Camus en toda su historia y su filosofía siempre estuvo luchando en contra del nihilismo y esta filosofía del descreer. ¿En qué crees vos?
Insisto: pienso que la religión es una forma de elegir vestirse. Creo que más allá de la religión que uno elige lo principal es la espiritualidad, eso es lo que precisa el ser humano. Camus por más que no sea religioso, tiene una espiritualidad y cree en algo: cree en el ser humano y cree en la esperanza. Eso es lo que quiero transmitir.

¿Qué cambios ves en Francia en los últimos años en comparación a cuando eras joven? Con todo el tema de los atentados que estuvieron viviendo durante estos tiempos, ¿cómo ves el presente de tu país?
La gente se volvió más dura. Si bien en Francia la situación es particular, está pasando en todo el mundo. Hoy con la globalización todos estamos conectados. A veces se pasa bien y a veces se pasa mal, pero es el desafío de nuestra era es que todos nos llevemos bien, que haya paz entre nosotros.

¿Cómo es tu rutina de trabajo?
Trabajo todo el tiempo, leo mucho, escribo mucho, estoy todo el día conectado con mi trabajo y esa es la desesperanza de mi familia: que me ven trabajar mucho.

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Tu disco Scarifications fue producido por Laurent Garnier, ¿cómo fue trabajar con alguien tan importante dentro del ámbito de la música electrónica internacional?
Fue una muy buena experiencia, él es un gran artista. Hemos hecho conciertos juntos, nos encontramos en grandes conciertos, discutimos mucho, apreciamos mucho el trabajo del otro así que decidimos hacer algo juntos.

“Pienso que la religión es una forma de elegir vestirse. Creo que más allá de la religión que uno elige lo principal es la espiritualidad, eso es lo que precisa el ser humano. Camus por más que no sea religioso, tiene una espiritualidad y cree en algo: cree en el ser humano y cree en la esperanza. Eso es lo que quiero transmitir”

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¿Cómo ves la cultura joven en Francia? ¿Qué es lo que más destacás?
Para mí uno de los movimientos más importantes e influyentes es el hip hop y los jóvenes están muy tocados por esto. Creo que esto involucra a todos los géneros musicales: música electrónica, el jazz, la música en general y es lo que quiero hacer con los no tan jóvenes también, llegar a todos y poder encontrarnos.

Vinculado al hip hop y al Black Lives Matters (“Las vidas negras importan”, movimiento político internacional originado dentro de las comunidades afroamericanas en contra de la violencia hacia las personas negras) en Estados Unidos, sobre todo con los acontecimientos del último año pre y post elecciones, la juventud levantó este movimiento fuertemente. En tu caso, ¿cómo viviste vos este movimiento de Black Lives Matters y cómo lo relacionas con tu trabajo?
El mundo está conectado en su totalidad, y si hay injusticia en Argentina, en Estados Unidos o en cualquier parte del mundo, todos tenemos que hablar de esto para combatirlo. Entiendo a Black Lives Matters como un movimiento que está involucrado en este combate y como artista este es mi rol, el de exponerlo y comunicarlo al mundo.

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¿Qué estás haciendo ahora? ¿Qué proyectos tenés?
Estoy haciendo muchas cosas, estoy preparando mi última película. También sigo presentando ¡Que Alá bendiga a Francia!, que ganó el FIPRESCI en el 2014, en el Festival de Cine Internacional de Toronto, lo que le dio visibilidad internacional. Estoy grabando un nuevo disco y estoy tratando de escribir un libro nuevo. Espero poder escribir sobre Argentina porque me inspiró mucho.

¿De qué se va a tratar tu nueva película?  
Es la historia de un banquero. No hay que dejarse llevar por las impresiones, a veces una persona hace lo que puede y se trata de eso.

¿Podremos pensar en un show de Abd al-Malik por acá?
Estoy organizando una gira por América Latina para presentar el álbum porque realmente me tocó la dinámica musical del país y quiero volver.

¿Qué mensaje le dejarías a los jóvenes argentinos que quizás tienen inquietudes artísticas y les cuesta empezar?
Quiero que sepan que Argentina no está al costado del mundo, está dentro del mundo y que su experiencia sebe ser compartida no solo entre los argentinos sino también con el resto del planeta.

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Abd al-Malik habló con FDH en enero de 2018.