El ascendente actor y compositor publicó a fines del año pasado su debut solista “Vida Lejana” en medio de sus compromisos interpretativos, un tiempo profesional que contempla con seguridad y muy pocas cavilaciones.

 

Si pudieras recordar tu infancia con un breve film en blanco y negro, ¿cómo sería?

 

El video muestra una imagen de un chico llegando a casa y tirando en la cama la mochila del colegio, tocando su guitarra “Fonseca” que por entonces le quedaba realmente gigante, y aprendiendo a sacar cosas de Sui Generis. Pero la otra imagen en ese mismo film sería el mismo chico que también quería imitar a Michael Jackson pero subido a ese escenario era simplemente Pappo. Era una situación muy deforme. En  mi  casa  no  había  demasiado  interés  familiar  por  la música, el enfermo era yo. En mi época escuchaba “Oid Mortales”, esos discos deformes de compilados de  música  tecno,  cosas  de “Zapato  Veloz”,  Calamaro  y  Led  Zeppelin.  Tenía  una  ensalada  bastante  gigante  y  me  vino  muy  bien  durante  aquél  momento  escuchar  un  montón  de  cosas.  Veo  tierno  a  ese  chico  queriendo  ser  Pappo,  pero  ahora  soy  ese  joven  que  buscaba materializar sus sueños y deseos. La música argentina tiene en verdad cosas fenomenales: Babasónicos siempre está proponiendo algo nuevo, cosas diferentes. Para mí Gustavo Cerati era como un “elfo”, haciendo una suave analogía literaria. Era un elevado en la composición y yo tengo muchas ganas de tocar la guitarra desde que Gustavo estuvo en este mundo.

 

Publicaste  un  álbum  de  pop-rock  en  una  temporada  donde  fallecieron  notables  figuras  del  género.  ¿Cómo  los  recordás  tras  estas  inesperadas  partidas físicas?

 

Prince era alguien muy reservado con su material. No sé si era un genio o un loco, pero al saber de su muerte  me  pareció  una  situación  muy  triste.  Lo  primero  que me vino a la mente fue decir que se están muriendo los “faros de occidente”. Pensar al mismo tiempo que estoy muy viejo, que estamos viejos. Cuando uno inicia  una  carrera  musical  quiere  que  todos  lo  escuchen  y  me  hubiese  encantado  que  Prince  oyera  mi  álbum, lo tomara y dijera “es una mierda” para luego tirarlo por los aires. Era un mal tratador gigante y hermoso. Noticias como las muertes de Bowie, Prince o mucho más cerca, George Michael, me provocan mucha lástima y dolor. Hay una parte mía que me duele mucho y resulta de no poder seguir presenciando lo que esa gente creaba. Ellos sumaban y en un momento  ya  empezaba  a  multiplicarse.  Conocí  a  Prince  de  grande, me pareció una maravilla. Lo vi en Las Vegas cantando en un show donde surgió como invitado de una  cantante  de  color.  Mary  J.  Blidge  lo  invitó  a  su  recital,  pese  que  iba  a  subir  Bono  por  un  cover  que  ella  había  hecho  de  los  U2.  Pero  cuando  estaba  por  la mitad del tema, Prince entró con unos zapatos terribles, mala onda, arrancaron “Nothing Compares To You” y se vino abajo todo. Es una mierda que se muera esta clase de gente.

 

¿Te  hacía  algún  ruido  en  lo  interno  ingresar  a  un  sello  que  tiene  actores  cantantes,  como  Facundo  Arana o Mike Amigorena?

 

No me importa nada, pero también tiene a Abel Pintos, que es un astro de la música. Están los IKV, Mar-celo Moura. Yo soy un actor que canta y un músico que actúa. Ojo, Facundo siempre tocó el saxo, lo conozco  hace  muchísimos  años  y  no  por  la  televisión.  Desde que lo conozco, él se colgó un saxo y nunca se lo  sacó.  Mike  siempre  cantó,  pero  se  hizo  conocido  por otra cosa. Lo fui a ver cuando hacía Ambulancia a Clásica y Moderna, donde mezclaba ambas cosas. Además  mi  trabajo  es  desmistificar  esos  acuerdos  que hay entre público y artistas, que si hacés una cosa después no podés hacer otra. Sé que choca, pero hay que ser cuidadoso y hay que ser elástico y comunicarlo  bien.  Si  tenés  ganas  de  hacerlo,  punto,  tenés  que  encararlo  y  asumir  las  consecuencias  de  meterte  en  ambas cosas así. En mi caso trabajé lo suficiente para que lo resista el disco y asumo esa decisión. Creo que el  álbum  se  la  banca  y  todas  las  miradas  son  muy  bienvenidas. Después puedo hacer una película y  tocar, o hacer  teatro y realizar un concierto, ese camino lo  elegí  yo  y  va  a  ser  así.  Puede  surgir  una  persona  que  me  diga  “¡empezaste  a  tocar  rock  y  ahora  vas  a  hacer  una  obra  de  teatro!”.  El  disco  tuvo  decisiones  cruciales, por ejemplo no incluir o meter de cajón “Te imaginé”  -la  cortina  de  ShowMatch  en  2015-.  O  no  hacer cóvers y no traer invitados. Es una forma de pararse en una carrera que va a ser para toda la vida. Es un  debate  que  surge  todo  el  tiempo,  cualquiera  sea  la disciplina. Ambas cosas pueden convivir, habrá situaciones  para  todos  los  gustos,  la  música  no  tiene  un solo lugar donde puede concretarse. Tal vez todas estas cosas debieron surgir antes. No veo que estas carreras se pisen, se crucen, muy por el contrario percibo que tienden a retroalimentarse. Siento que todos los proyectos van a convivir.

 

En estos tiempos desdoblados de tareas, ¿cómo manejás lo musical con lo actoral?

 

Con la mayor responsabilidad posible. Estoy muy enchufado con el disco pero voy a seguir haciendo cosas con la actuación. Cosas cada vez más grandes y ambiciosas, sosteniendo todo el tiempo un gran compromiso  estético  y  siendo  muy  responsable.  Todo  esto  me agarra en un momento donde yo atravesé varias etapas en el recorrido artístico. Obviamente sin creérmela, creo saber qué cagadas no mandarme. Entonces uno arranca cada cosa con la premisa de hacerlo lo mejor posible, comunicarlo responsablemente, saber que estás haciendo las dos cosas y que la gente aunque  te  diga  que  no  podés  hacer  ambas,  si  en  el  fondo vos sentís que sí, entonces naturalmente  tenés que encararlo de esa manera. Yo ya soy las dos cosas, ahora lo que estoy haciendo es produciéndolas, pero ya hago música y ya actuó. Las dos cosas me gustan y se complementan, creo que se potencian. En mí la música estuvo desde siempre, era lo único que hacía bien en el colegio. Coro de música, ¿viste cuando es a lo único que prestás atención? Más grande intenté carrera  gráfica,  comunicación  social  y  después  cine.  Pero  un  hubo  progresos,  de  alguna  forma  la  música  es lo que culmina una etapa de intentarlo y ahora cobra forma con el disco. Siempre gestioné para armar unas bandas con mis amigos, pasé por muchas, siempre pensando en la música.

 

¿Te hacía algún tipo de ruido que los productores que habitualmente  venían  trabajando  con  Lali  Espósito  ahora se pusieran a darte una mano con tu álbum?

 

No  me  importaba  nada.  A  los  realizadores  los  eligió  Pablo Durand y para mí fue una alegría enorme. Fue una  decisión  en  conjunto  pero  Pablo  sabe  más  que  yo. Cuando decidió que los productores fueran los de 3Música  fue  una  alegría  enorme.  Tenía  una  amistad  con  ellos,  los  valoro  intensamente  como  músicos  y  productores.  Si  mi  relación  con  mi  ex-novia  estaba  allí era obvio que eso iba a ocupar cierto espacio mediático. Finalmente la música depende de lo que vos hagas, tampoco hubiese estado mal si lo hacía. Todo tenía que ver conmigo. Lo importante era que las canciones estuvieran buenísimas.

 

¿Cuánto te jugó en contra tener un tema en lo de Tinelli antes de tu álbum?

 

Tal vez todos pensaron que iba a ser un disco todo en sintonía con ShowMatch. No sé si me jugo en contra. Si librás la edición de un disco  a  que  esté  supeditado  por  otras  inquietudes,  como  por  ejemplo,  el  hecho  de  producir  para  otros  -cosa que me encanta-, en este caso hacer una cortina para un programa de televisión muy conocido creo que  juega  a  favor.  Hasta  ese  momento  nadie  imaginaba que yo podía escribir una canción que terminó seleccionada para ese ciclo de TV, tan pegadiza.

 

¿Buscabas generar un álbum de pop guitarrero?

 

Ocurren  al  mismo  tiempo  las  cosas  buscadas  y  todas aquellas que son inevitables. Entre las primeras, deseaba  que  estuviera  la  guitarra.  Soy  guitarrista  y  concibo  las  canciones  con  la  acústica.  Toco  mal  el  piano y todavía me cuesta desarrollar algo, entonces las hago con la guitarra. Es un disco muy guitarrero, porque ese instrumento llena los agujeros y es el que propone ciertas cosas. Después está la búsqueda con la intención de hacer un álbum ecléctico. Era hacer un disco que pudiese coquetear con todos los intereses musicales que yo tenía. Los gustos musicales son cosas que se instalan en tu “disco rígido” y después en algún momento aparecen. Hay un tema llamado “Perdí la cuenta” y a mí me hace acordar a Stevie Wonder, quien para mí es el rey de la melodía.

 

¿Te  condicionaba  que  la  gente  esperara  un  álbum  relacionado  con  tus  temas  hechos  para  la  televisión?  También puede alterar  todo el hecho de que las chicas sólo se fijen en vos por una cuestión de atracción física, ¿no?

 

Hay aspectos que son inevitables. Yo sobre estos  últimos, no  trabajo, mi conducta ante el público y las cosas que vendrán, debe ser elástica. No hay que querer ser disruptivo para que alguno deje de querer asociarme con otra cosa. Eso pasó con el primer single, el corte suele ser el tema  “amistoso”  del  disco.  ¿Qué  actitud  adopto?  Sólo  me dedico a hacer el mejor disco que pueda.