Se pasó los últimos años trabajando en secreto en su retorno al mundo de “Twin Peaks”, e incluso hasta pocos días antes del debut mantuvo todos detalles guardados bajo siete llaves. Pero aún con la serie ya emitida en muchas partes del mundo, David Lynch prefiere no dar demasiadas explicaciones sobre su peculiar forma de trabajar o el significado de muchas cosas en la serie.

Por: Gabriel Lerman especial para Fuera de Hora, desde Los Ángeles

 

Ya convertido en una leyenda viviente, a los 71 años el nativo de Montana que alguna vez se mudó a Los Ángeles para quedarse a vivir allí para siempre no se esfuerza por romper su imagen de excéntrico o para explicar su inconfundible estilo, y hasta suelta en esta entrevista algunos comentarios que hacen pensar que Lynch vive en un mundo muy similar al sus propias historias.

¿Cuánto extrañó el mundo de “Twin Peaks” durante estos años?
Siempre he dicho que me fascina el mundo de “Twin Peaks”, por lo que durante muchos años seguí pensando en él. De vez en cuando me preguntaba qué era que lo estarían haciendo estos personajes, y me acordaba de dónde había dejado las cosas. Pero nunca pensé seriamente en volver a este mundo hasta que Mark Frost me invitó a almorzar a un restaurante que se llama Musso y luego Frank y yo comenzamos a hablar sobre el tema. Esto habrá ocurrido unos 5 años atrás.

¿Mark tenía ideas diferentes a las suyas cuando los dos comenzaron a trabajar en la nueva serie?
No, en absoluto. Cuando Mark y yo nos pusimos a trabajar juntos, desde un principio fue una experiencia muy disfrutable. No se explicar exactamente cómo es que se desarrollan las cosas, pero comenzamos en un punto, nos ponemos a hablar y las ideas comienzan a fluir. En un principio teníamos una serie de cosas que queríamos explorar, pero luego aparecieron otras ideas y el proyecto se empezó a transformar en lo que terminamos haciendo. Es un proceso, uno verdaderamente muy bueno.

¿Por qué cree que a tanta gente le fascinó la primera “Twin Peaks”?
Para mi fue una gran sorpresa que la primera serie viajara por el mundo con tanto éxito y que a la gente le gustara tanto. Uno no sabe que es lo que va a pasar cuando trabaja en un proyecto. Recién se entera cuando lo suelta al mundo. Uno no tiene ningún control sobre lo que va a pensar la gente. En el caso de esta nueva serie, la regla fue ser fiel a las ideas y tratar de hacer las cosas de la mejor manera posible, para que cuando estuviera lista, se la entregáramos a la audiencia. Cuando llegás a esa instancia, no hay nada que uno puede hacer. Todo el trabajo hay que hacerlo antes.

¿Pero por qué cree que gustó tanto?
Es un misterio porque llegó a tantas partes y fue tan bien recibida. Nadie sabe porque un pequeño pueblo en el noroeste de Estados Unidos podía ser tan atractivo para los japoneses o los franceses. Fue un fenómeno fantástico e interesante. Y una combinación mágica de muchas cosas.

¿Pensaba en los actores mientras escribía esta nueva “Twin Peaks”?
No, eso es poner el carro delante del caballo. Uno tiene que trabajar en sus ideas, y luego cuando llega el momento de seleccionar a los actores todo pasa por encontrar a la persona que es la indicada para el papel. Es así de sencillo. Debo reconocer que me quedé fascinado con lo que hizo Miguel Ferrer en nuestra serie, fue verdaderamente maravilloso trabajar con él. También adoro a Naomi, que es perfecta para el papel. Disfruté mucho de volver a compartir un set con ella.

¿Qué es lo que tiene Kyle MacLachlan para que lo invite a trabajar con usted una y otra vez?
Que es a la vez un inocente y alguien que es muy inteligente. Es una persona común y para interpretar al agente Cooper parece tener la capacidad de intuir. Tiene una energía tremenda y unos ojos brillantes. Tiene todo lo que se necesita para ser el agente especial Dale Cooper.

¿Cual fue su inspiración para crear el cuarto con las cortinas rojas?
Yo lo llamo “el cuarto rojo” y en el piloto de “Twin Peaks” tenía que tener un final alternativo porque si el proyecto no funcionaba, el plan era estrenarlo en Europa como una película. Los productores me insistían en que preparara un final alternativo mientras estábamos filmando. Pero a mi no se me ocurría, y estábamos editando en Consolidated Film Industries en la calle Seward. Eran las 7 de la tarde de una noche de verano. Habíamos terminado de trabajar con Dwayne Dunham y Brian Berdan, el editor y su asistente, y los tres salimos del cuarto. Fuimos hasta el estacionamiento y mientras hablábamos, yo me apoyé sobre el techo de un auto. El techo estaba tibio. No caliente, sino tibio. Y de pronto se me ocurrió lo del cuarto rojo. Todo se dió en un instante. Entonces me volví al edificio y lo escribí. En esta nueva etapa, se lo mostré a Mark, le hicimos algunos cambios y aquí está. 25 años después hemos vuelto al mismo lugar.

Algo que caracteriza a sus películas y también a “Twin Peaks” son las escenas de violencia. ¿Por qué recurre con tanta frecuencia a ellas?
A nadie le gusta la violencia en sus vidas pero en las historias suele tener un peso fundamental. Hay muchas en las que todo pasa por una lucha por sobrevivir, y si la historia te lleva en esa dirección, si hay una razón que la justifique, no te puedes resistir a ella. Lo que hay que entender es que el sufrimiento está en la historia, no en tu vida. No hay que morir para filmar una escena de muerte. Son las ideas lo que lo dictan todo. Pero si vas a mostrar violencia, no hay que limitarse. El problema es que cada uno tiene una linea diferente hasta donde se puede llegar. Es probable que para mi esa linea vaya un poco más allá que para el resto de la gente.

¿Qué es lo que le fascina de los dobles?
No se muy bien. No es algo en lo que piense demasiado. Las ideas se me ocurren y eso es todo. A mi siempre me gusta poner dobles. Hay algo que me fascina de la dualidad y la unidad, creo que es un elemento muy humano y muy cósmico. Dualidad y unidad. Tal vez haya algo en el aire que conjure estos dos opuestos.

”Siempre he dicho que me fascina el mundo de ‘Twin Peaks’, por lo que durante muchos años seguí pensando en él. De vez en cuando me preguntaba qué era que lo estarían haciendo estos personajes, y me acordaba de dónde había dejado las cosas.”

En un documental que hicieron sobre Ud. se dice que no es sólo un director, sino también un pintor. ¿Dirigir para Ud. es una forma de pintar?
Si. Se dice que el cine incluye 7 artes: escritura, música, pintura y muchas otras más. Yo llegué al cine a través de la pintura. Estaba en la Academia de Bellas Artes de Pensilvania, metido en un pequeño cubículo trabajando en la pintura de un jardín por la noche. Estaba mirando la pintura y escuché que de la pintura se escapaba un viento. Y vi como la pintura empezaba a moverse. Entonces me dije, “es una pintura que se mueve”. Esa experiencia fue lo que me llevó a investigar el tema. Hice un corto animado de un minuto en el que se veía a 6 hombres enfermándose. Ese fue mi primer film, de un minuto de duración. Desde entonces me han dado luz verde para seguir trabajando en el mundo del cine, pero todo surgió de la pintura.

¿Cuan importante es la música y el sonido en sus films?
Muy importante. Yo siempre digo que el cine es la combinación de la imagen y el sonido moviéndose juntos a lo largo del tiempo. A veces se mueven más rápido y otras veces se mueven más lento, como la música. Son muchos los elementos que se combinan para que una historia se desarrolle en el cine, y cada uno de esos elementos es esencial, por lo que hay que prestarles mucha atención a cada uno de ellos para que queden bien. Sólo así es posible que el mecanismo funcione. El cine es en muchas maneras similar a la música. Tiene diferentes movimientos, a veces puede ser muy ruidoso y luego puede ser muy tranquilo. Por eso es muy importante la forma en la que aparece la música y también como se va en una película. Cada sala de cine es diferente. En cada una de ellas la imagen se ve de una manera y el sonido también, pero ahora con las computadoras y los I-Phones el sonido sufre tremendamente. La gente cree que ha visto una película o una serie, pero no la ha visto de la manera en que fue imaginada y tampoco la ha escuchado como se diseñó. Por eso yo creo que la gente debería ver las películas en sus computadoras con auriculares y acercarse a la pantalla tanto como puedan, y entonces recién así tendrán la posibildad de meterse en ese mundo. En nuestra vida cotidiana abundan las distracciones. Si un auto pasa al lado de una ventana puede destruir la forma en la que se supone que uno debe meterse en ese mundo. Todas esas cosas son muy importantes: cómo se lo ve, dónde se lo ve, cuan bueno es el sonido, así como la tranquilidad que tiene el ambiente en donde lo ves. Tiene que estar oscuro para que puedas dejarte llevar por lo que te están contando.

¿Y a nivel personal?
Siempre digo que Angelo Badalamenti fue el que mostró el mundo de la música. Cuando era chico yo tocaba la trompeta, y la hubiese seguido tocando pero en la escuela secundaria, si estás en la banda te hacen ir muy temprano en la mañana para tocar en los partidos de futbol americano mientras estás marchando. Y yo dije que no me interesaba, así que tuve que renunciar a la trompeta. Cuando empecé a trabajar con Angelo, él quería que le escribiera las letras, porque eso le ayuda a componer música. Y así fue como empecé a escribir canciones. Eso hizo que mi colaboración con Angelo se volviese mas intensa. Una cosa fue llevando a la otra, aunque no sienta que sea un músico. Es cierto que he compuesto algo de música, y por eso le tengo un enorme respeto a los que lo hacen de verdad. Angelo es ciertamente uno de ellos. Me encanta la música en general y siempre digo que en una película uno tiene que encontrar la música correcta para que vaya con la película. Eso ayuda a elevarla y a que la audiencia sienta que está de verdad en ese mundo. La música forma parte de la parte experimental de una película. Uno tiene que encontrar el momento exacto para que se empiece a escuchar, y también el correcto para que se deje de oir. Siempre digo que los músicos son como los chicos, porque siempre están felices. Y cuando tocan juntos, es como que se vuelven uno. Es algo maravilloso. Muchas bandas se rompen por los celos, el ego y ese tipo de cosas, pero cuando están tocando, todo eso desaparece.

¿Cuánto ha cambiado David Lynch en estos últimos 25 años?
Soy la misma persona. Lo mismo le pasa a todo el mundo. Cuando nos hablamos a nosotros mismos, nos damos cuenta que no hemos cambiado. Me sigue gustando trabajar en madera, sigo disfrutando de la pintura, de la música y del cine. Por eso volver al mundo de “Twin Peaks” fue muy estimulante para mi, sobre todo porque me pasé los últimos 5 años preparando este proyecto. Fue muy bueno volver a trabajar con un equipo técnico, con las cámaras y el sonido, y construir este proyecto con un montón de gente.

¿Siente que ha cambiado la televisión?
No se, porque para mi la televisión es simplemente el medio que uso para contar mi historia. Yo siento que es exactamente lo mismo que hacer una película. Estoy contando algo con imágenes en movimiento y con sonido. Y en ese sentido, no ha cambiado en lo más mínimo.

¿Qué es lo que piensa de su propia imagen?
Siempre responderé lo mismo: mis médicos me han pedido que no piense en eso. Yo la interpreto para mi mismo, porque cada uno es diferente. Aunque todos veamos y escuchemos lo mismo, cada uno intenta hace su propia interpretación. Por lo tanto no vale la pena pensar demasiado. Siempre digo que es imposible sacar a un autor de la tumba para preguntarle sobre su libro. No te queda otro remedio que leerlo y tratar de entenderlo sin ayuda de nadie. Y eso es lo maravilloso, poder ver cosas pensando como un detective y tratar de arribar a tu propia conclusión.

Hace unos años dijo que no volvería a hacer cine…
No, la verdad es que nunca dije eso, pero eso fue lo que interpretaron.

¿Entonces hay una posibilidad de que haga una nueva película?
Si, por supuesto. Para poder hacer un film o cualquier otra cosa, tenés que tener una idea lo suficientemente estimulante como para que te obligue a levantarte de la silla y ponerte a trabajar. Por lo tanto, si tengo una idea lo suficientemente fuerte, por supuesto que lo voy a hacer.

¿Es cierto que le fascina el silencio?
Si. Se dice que en lo trascendente, en el campo unificado, existe silencio infinito junto al dinamismo infinito. Son dos opuestos que coexisten. Yo tengo una sala de grabación en mi casa, y a veces, cuando cerrás la puertas e incluso cuando todas las máquinas están apagadas, hay un silencio absoluto, porque todo está absolutamente aislado. Poder experimentar ese silencio es una experiencia increíble. Es algo que me hace sentir feliz. El silencio es tremendamente poderoso y es algo que nos falta, porque vivimos en un mundo muy ruidoso. Es la base en la que todos los sonidos se asientan, y lo mismo vale para la música. Cuando algo emerge, y de la forma en que lo hace, parte de la idea de la falta de sonido, del silencio absoluto. Por eso a mi me encanta pensar sobre el silencio.

No le gusta el sonido, pero si le gusta la meditación…
Es cierto. Practico meditación trascendental, que es una técnica recuperada para esta época por Maharishi Mahesh Yogi. Te permite meterte y experimentar sin esfuerzo en el nivel interno de la vida. Es maravilloso trascender y es un área en donde todo es positivo que está en cada uno de los seres humanos. Cuando trascendemos y experimentamos ese nivel interno, logramos capturar algo de toda esa positividad, y como resultado la negatividad comienza a desaparecer. Es como traer el oro y deshacernos de la basura. La vida se pone cada vez mejor. Así es como nos encaminamos a descubrir nuestro verdadero potencial como seres humanos, que es la iluminación, la satisfacción total y la liberación. Es algo muy hermoso al que todas las personas pueden acceder. Todos deberían meditar, para que puedan trascender y sumergirse en un nuevo camino cada día. La clave para la paz también está allí. Es algo maravilloso en donde el silencio juega un papel muy importante. Es tranquilizador y muy poderoso.

Tiene una escuela para difundir este conocimiento, ¿no es así?
No, tengo una fundación que recauda dinero para poder darle esta técnica a la gente que no lo puede pagar por su propia cuenta.

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¿En qué medida ha tenido que cambiar su estilo a medida que fueron pasando los años?
Es algo en lo que nunca pienso. Me gusta capturar ideas, que son las que lo dictan todo. Uno puede estar sentado y de pronto se le ocurre una idea, que es ir hasta un quiosco a buscarse un café. O tal vez la idea es comprarse una nueva silla. Pero si la idea te entusiasma demasiado, a lo mejor te vas a comprar un poco de madera y te la terminas construyendo. ¿Y cómo tenés que hacer para construirla? Si te acordás de la idea que tenés para la silla, te darás cuenta que tenés que poner una cosa aquí, otra cosa allá y esto otro más allá para que te quede verdaderamente hermosa. Simplemente te ponés a construir siguiendo la idea que tenés. Es posible que cuando la termines, alguien te diga que tu silla tiene un cierto estilo, pero no es que estuviste tratando de mantener un estilo mientras la construías, simplemente querías plasmar una idea, o mejor dicho, darle forma en algo concreto.

Los sueños suelen ser muy importantes en sus películas. ¿La meditación trascendental ha modificado su forma de soñar?
No lo se. Por empezar, no me dejo llevar por los sueños nocturnos. Raramente se me ha ocurrido una idea a partir de un sueño que he tenido mientras duermo. Pero en cambio me encanta soñar despierto. Disfruto de sentarme en una silla y dejarme llevar por los pensamientos, pero es cada vez más difícil porque abundan las distracciones. De todos modos, me resulta muy atractivo sentarme a pensar, porque eso te lleva a soñar despierto y muchas veces las ideas surgen de esa manera. Otras veces puedes estar caminando por la calle cuando se te ocurre una idea. Uno nunca sabe. No sé que es lo que las genera, pero de alguna manera surgen. Y muchas veces son muy buenas. Y de verdad, yo no siento que pueda atribuirme ninguna de esas ideas. Es que me llegan, no las invento, simplemente las recibo. De pronto aparecen en tu mente y se revelan ante ti. Son como un pez. El cocinero no crea el pescado, simplemente lo prepara. Lo mismo pasa con las ideas. Vienen, y no sabes cómo aparecen en tu cabeza. Pueden resultar muy impactantes para la persona que las recibe y a lo mejor no sabe lo que hacer con ellas. Es así de simple. Todo pasa por aprender a capturarlas. Yo siempre digo que si tenés ganas de encontrar una idea, ese deseo es como la lombriz en el anzuelo. Hay que concentrarse para atraparla. Si lo deseás y te concentrás, la idea va a venir. Una vez que tenés una idea, es como capturar un pececito. Si te gusta, es sólo un fragmento de algo mucho mayor. Si ponés algunas lombrices más, van a venir mas pececitos y así es como conseguís un montón de ideas, y una vez que la has reunido, es que empieza a surgir una historia.

¿Diría que en estos tiempos que corren es más difícil para un cineasta que hace cine de autor poder concretar un proyecto?
Por supuesto. No es como en la época en que se hacían las películas francesas e italianas de la nueva ola en la década del ‘60, que era una época gloriosa para el cine de autor. En ese entonces a los cines que pasaban películas de cine de arte les iba mejor que a los que pasaban películas comerciales. Fue una época hermosa. La gente experimentaba de verdad y trataba de encontrar nuevos caminos en el cine. Pero de pronto todo cambió. Ahora en cambio ya casi no existen los cines que se dedican a pasar cine de autor, lo que se pasa en los cines es lo que quiere la mayoría de la gente y todo es un negocio. Pero estoy seguro que todo puede volver a cambiar. Cannes, por ejemplo, es un festival que celebra al cine, al que era tan popular en otras épocas y se sigue haciendo hoy. Lamentablemente esas películas pueden llegarse a pasarse durante una semana en Nueva York y luego editarse en Blu-ray o DVD. Es muy triste, porque uno tiene una idea que es maravillosa para una película, pero si luego pensás en que sólo funcionaría bien en una sala cinematográfica, cuando te ponés a pensar en los días que terminará proyectándose antes de que pase a DVD es probable que terminés deprimiéndote y no sigas adelante con el proyecto.

¿Qué es lo que ha visto ultimamente en el cine?
No he visto nada desde hace años, porque he estado trabajando en “Twin Peaks”. No soy un fan del cine. Me gusta hacer películas, pero no miro demasiadas. Tampoco veo mucha televisión, con la excepción de algunas noticias. Hay un canal que me fascina, que se llama Velocity, en donde pasan exhibiciones de autos, y muestran como reparar autos viejos o prepararlos de manera especial. He aprendido muchísimo sobre todo ese mundo. Me fascina lo que hacen con los tapizados y los motores. Son verdaderos artistas. Y muchos de esos autos son verdaderas obras de arte.

¿Se ha convertido entonces en un coleccionista de autos?
No, tengo uno muy bueno. Es un Scion, y me gusta porque parece una caja. Es muy económico y es el ideal para moverse por Los Ángeles.

En unas fotos tomadas en 1983 en su oficina en Universal Studios se le podía ver rodeado por muñecos de El pájaro loco. ¿Todavía los sigue teniendo?
Es una historia interesante. Debe de haber ocurrido en 1981. Yo estaba conduciendo por el boulevard Sunset y en una estación de servicio vi cinco muñecos de El pájaro loco colgados de ganchos de metal. Clavé los frenos, di una vuelta en U y me fui directo a la estación de servicio para comprarlos y salvarles la vida. Los puse en el auto y luego les puse nombre. Se llamaban Chucko, Buster, Pete, Bob y Dan. Eran mis muchachitos y por eso los puse en mi oficina. Fueron mis grandes amigos por un tiempo. Pero empezaron a aparecer ciertos rasgos en su personalidad que no eran muy agradables.

¿En qué sentido?
Prefiero no hablar del tema. Sólo puedo decir que han dejado de estar en mi vida…