Como uno de los grandes tótems del jazz de nuestros días, un nuevo show de Kamasi Washington era esperado no solo por los que gustan del género, sino también por parte de un público nuevo y joven que no necesariamente sigue de cerca al jazz. Todos los que coparon en gran forma el Complejo Art Center seguramente fueron los que pidieron a gritos un side show de Washington cuando tocó en Lollapalooza 2019, algo que finalmente no terminó sucediendo.

 

En ese entonces, el saxofonista prometió volver, y así lo hizo con un casi lleno total. Con una banda de ocho músicos, donde resaltaban dos bateristas, el show de Washington arrancó con «The Garden Path«, su último single, que con psicodélicos saxos colgados y ondulantes se erigieron como el lugar ideal para que la voz de Patrice Quinn comience a seducir a la audiencia.

 

Semejante comienzo, repleto de intensidad, siguió con «Street Fighter Mas«. Fue conmovedor observar a toda la banda completamente en trance con lo que podríamos llamar el hit más conocido de Washington, y donde los ocho integrantes se complementan como un tándem preciso y orgánico en beneficio de un track más que climático.

 

 

«Quiero decirles que soy un hombre que se siente bendecido» – dijo Kamasi Washington a manera introductoria de lo que sería «Sun Kissed Child». «La melodía de este tema se me ocurrió cuando nació mi hija, algo que me transformó en el hombre más feliz del mundo». El comienzo del tema, con un aporreo de contrabajo junto a más tarde a un acompasado sólo de saxo narcótico,  siguió inyectándole energía a un concierto que no bajaba nunca la intensidad.

 

«Hub Tones», un cover de Freddie Hubbard, fue otro de los puntos altos de la noche. Sobre el escenario, la improvisación de todos se convirtió en una jam disco que puso a bailar a todos. Y lo mismo sucedió con «Truth», un tema que celebra las diferencias entre los seres humanos, al mismo tiempo que enarbola las particularidades de cada uno. Para ese entonces, todo el Complejo Art Media se convirtió en una especie de gran discoteca donde el funk brotaba desde cada rincón.

 

Dentro del octeto de músicos, el tecladista Ricky Watson se llevó las mejores ovaciones de la noche. Su tema «Mutha Africa», junto a su esqueleto de teclados rabiosos, no hizo más que subir la temperatura de un show con vúmetros en rojo. El final con «Fits of fury», con una Patricia Quinn cantando «Nuestro tiempo como víctimas se acabó. Ya no pedimos justicia», fue más que sentido, con solos de batería y contrabajo sencillamente aplastantes. Fueron siete los temas durante poco más de 90 minutos de show, y donde quedó claro por qué Kamasi Washington es uno de los actos en vivo que, justamente, deben verse y escucharse bajo esa tajante prerrogativa.

 

Nota por Diego Gez