Por: Diego Gutnisky

El 2 de Marzo de 1962 en Pennsylvania se jugó quizás el partido más espectacular de la historia del básquet. Los Warriors de Philadelphia contra The New York Knicks. Jugando para los Warriors el probablemente mejor jugador de la historia de básquet, Wilt Chamberlain. Si un conocedor de básquet lee estas líneas, no hace falta que diga más, ya sabe porque ese partido fue especial. Esa noche, Wilt Chamberlain metió, solito, 100 puntos! Para que nos demos una idea de la hazaña,  la mayoría de los partidos de básquet rondan algo menos que 100 puntos, y este señor, metió tantos puntos como lo hace un equipo entero en un partido promedio. Pero en verdad en ese partido, paso otra cosa particular que es desconocido por la mayoría de la gente.

Wilt Chamberlain metio el 87.5% de tiros libres. El promedio histórico de Manu Ginobili es de alrededor de 82% en serie regular. Pero a diferencia de nuestro Manu, Wilt era realmente horrible, pero horrible, tirando tiros libres. Chamberlain tenía casi los mismos promedios de tiro de cancha que de tiro libres. Esa noche fue especial, metió 28 tiros libres, más que cualquier otro jugador en la historia de la NBA en partidos regulares. Y lo que lo hizo especial esa noche, no fue una simple buena racha, sino que en esa temporada, Wilt Chamberlain cambio por completo la manera de tirar tiros libres.

En vez de tirar los tiros libres como la mayoría de los  jugadores, con la pelota por arriba de la cabeza, lo hace de abajo hacia arriba desde la altura de sus rodillas. Todos conocemos ese tipo de tiro, lo llamamos despectivamente un ‘tiro de nena’. Y con esta técnica, Chamberlain empieza a mejorar su promedio de tiros libres. Y este cambio no era nada trivial en la posibilidad de ganar más partidos para su equipo. Chamberlain era tal máquina, que la manera más efectiva de pararlo, era cometerle foul y esperar que erre de manera esperada sus tiros libres. A pesar de que tenía entre sus manos una nueva estrategia para dominar más aun la NBA, en la siguiente temporada volvió a tirar de la manera standar y bajo significativamente su efectividad de tiros libres. ¿Por qué alguien que sabe de su debilidad, prueba algo nuevo que funciona, vuelve a la metodología subóptima?

Esta historia la cuenta Malcom Gladwell, que se propone entender por qué tomamos malas decisiones, aun cuando sabemos perfectamente como ser más efectivos. Malcom entrevisto a un contemporáneo de Chamberlain, y uno de los mejores tiradores de tiros libres con temporadas cercanas al 95% de eficiencia, Rick Barry. Saben cómo tiraba Rick? Si, de abajo para arriba, como las ‘nenas’. Muchos jugadores le han pedido consejos a Rick, y aunque prácticamente todos mejoraron sus estadísticas, casi nadie terminaba adoptando la técnica más fácil y eficiente para tirar los tiros libres, de abajo hacia arriba. Incluso Shaq O’Neal, otro pésimo tirador de tiros libres, no pudo ser convencido por Rick Barry para que cambie la estrategia de sus tiros libres. ‘Prefiero tirar 0 que tirar de abajo para arriba’, le dijo a Rick.

No es tan difícil de adivinar que lo que pasa acá es que jugadores grandotes de NBA, les da vergüenza quedar que tiran como ‘nenas’, aun cuando sea la manera probada más efectiva para tirar tiros libres.

Paremos la pelota y pensemos esto un poco desde afuera. Gente que ganaría más partidos, y seguramente más plata por hacer un pequeño cambio, no lo hace, porque la coreografía aparenta ser algo más ridícula. Y porque esto es tan preponderante, no es lo suficientemente cuestionado para lograr un cambio. Hay muy pocos Rick Barry. Y Malcom Gladwell, se esfuerza por entender que es lo que tiene de especial Rick para que haga lo que tiene que hacer, sin importar la crítica a la estética de sus tiros. ¿Por qué hay algunas buenas ideas que no terminan siendo adoptadas?

Malcom, descubre que la personalidad de Rick es clave. Rick es un perfeccionista, y un tipo que le da muy poca importancia al qué dirán. Lo que opinen los demás, si va en detrimento de su performance, no tiene cabida. Y a veces este tipo de personalidad hace que no sean tipos queridos. Muchos de sus contemporáneos no lo toleraban. Rick escribió una autobiografía: “Confesiones de un gitano del básquet”, que nos pinta un tanto su particularidad como persona. Rick le pidió a algunas personas que escriban algunos capítulos. Por ejemplo, su ex-esposa, quien entre otras cosas dice: “Él era una persona horrible conmigo. Siempre me estaba empujando en la pileta, lo odiaba”. Quien acepta y le deja escribir esas cosas en tu propia autobiografía! Alguien, a que lo que digan los demás le importa un bledo. Incluso, tirar como una nena.

Todos nos encontramos entre Rick Barry y Wilt Chamberlain. Tendríamos que preguntarnos cada tanto, cuanto es que realmente estamos dispuestos a ser inefectivos por cumplir con la aprobación social?