Lugar exótico y milenario si los hay, Kioto es uno de nuestros destinos recomendados si querés hacer un viaje diferente. Acá te contamos la razón.

Kioto

por JAVI GUTIERREZ

¡Allá viene una! Me gritan. De pasitos veloces y cortos. De kimono verde y rostro fantasma. La veo caminar entre la lluvia a mitad de la calle Hanamikoji Dori. El mundo parece no afectarla. Resguardada por la mística kary kai de la “flor y el sauce”, del canto y la danza kyomai al ritmo de las melodías del shamisen. “Vine a Kioto a retratarte”, le dije en un inglés sin aire que ella entendió como cansancio. Dudó por un segundo, o quizás menos, fue la mirada lo que la delató. Y, si bien jamás detuvo la marcha, irguió su cabeza y plantó los ojos en el horizonte por sobre mi hombro: estaba posando. Segundos después desapareció entre la noche y los callejones o quizás en alguna ochaya discreta. Era una maiko, aprendiz de geisha y era todo lo que había ido a buscar a Kioto. Después la vida continuó. La ciudad seguía allí y yo también, era hora de descubrirla. ¿Me acompañas? Bienvenidos a Kioto, radiografía milenaria de una cultura callada a voces.

Entendiendo Kioto

El primer recuerdo que tengo de la ciudad es de la zona de Pontocho. No fue por donde entre ni mucho menos, pero en el ejercicio de pensar en Kioto la primera imagen que se me viene a la cabeza es conduciendo por la angosta Kiya-machi dori a orillas del canal Takasegawa y ver a la distancia como una maiko acaparaba todas las miradas de los jóvenes que pasaban por ahí. Entonces me di cuenta de que existen dos Kioto conviviendo en un mismo espacio: la moderna y cosmopolita de edificios altos y luces de neón y la Kioto milenaria de geishas y samuráis en la que se llega a todos lados caminando, porque todo lo que importa está a pocos pasos de distancia. Te invito a que descubramos un poco de las dos.

Kioto

Templo de templos

Antes de viajar a Kioto leí que se la conoce como la ciudad de los templos y no es para menos tiene más de dos mil repartidos por toda la ciudad, así que te voy a contar de mi favorito: el Fujimi Inari. Si nunca viste un torii en tu vida, después de este recorrido de 4 kilómetros montaña arriba rodeado de bosques y cascadas naturales, vas a soñar con ellos durante un mes. Algunos forman pasillos largos y surrealistas que terminan por marearte (si viste “Memorias de una Geisha”, sabés de lo que hablo. Sino la viste: Javi Tip Nro. 1: Mirala antes de ir a Kioto. De nada). No te olvides de llevar calzado cómodo, vas a estar un buen rato por ahí.

El mejor mirador de la ciudad

Como siempre digo, encontrar un buen mirador es imprescindible y en este caso el primer premio se lo lleva el Kiyomizu-dera, que es un conjunto de templos ubicados en lo alto de una ladera en el distrito de Higashiyama. El balcón del salón Hondo tiene una de las mejores vistas de la ciudad y además el complejo es increíble de por sí. (Javi Tip Nro. 2: visitá la feria de comida típicas en la estación Kiyomizu-Gojo. Me lo vas a agradecer).

Kioto

Un poco más de surrealismo nunca viene mal

Me habían hablado de un bosque de bambú en Kioto, pero debo admitir que mucho caso no le hice, al punto que entró en mi lista a último momento. Es muy difícil describir esa eterna sensación de ensueño que envuelve todo el sendero sin caer en un cliché. Lamentablemente desaparece cuando el lugar se atiborra de turistas y todo se convierte en bullicio. Ubicada en Arashiyama, a tan sólo 15 minutos en tren de la estación central, es sin duda una de las visitas esenciales de la ciudad. (Javi Tip Nro. 3: despertarse al alba y llegar temprano para conseguir disfrutar esa “quietud inspiracional” por la que se hizo tan popular).

Los hanamachi de la flor y el Sauce

Una de mis fascinaciones por Kioto desde antes de llegar era la cultura geisha. En Japón se lo conoce como el mundo de la flor y el sauce. Como fotógrafo esta ciudad te presenta uno de los retos mas divertidos que existen: Intentar retratar una geisha o una maiko y yo quiero que lo intentes. Existen cinco hanamachi (o barrios de geishas) de los cuales sobresalen Pontocho y Gion, que son, a su vez, los distritos más populares de la city y recorrerlos es una actividad imprescindible de tu visita a Kioto.

Manual para retratar geishas

En la cruzada por conseguir fotografiar una geisha, uno de los puntos claves es tener paciencia y saber donde ubicarte. Pontocho es una calle de 600 metros de largo y 5 metros de ancho que corre paralela al rio Kamo, esto debería dificultar la tarea de ocultarse para las geishas, pero no. Conocen la ciudad y sus pasajes ocultos tan bien que antes de apretar el obturador ya habrá desaparecido. La segunda opción es la calle Hanamikoji Dori, del barrio de Gion (más puntualmente la entrada de la casa de té Ichiriki ). Pueden pasar horas hasta que veas una. No te desesperes, a ellas no les gusta que las molesten y tienen las mil estrategias para evitarte. Lo importante es ser respetuosos y saber entender cuando piden discreción, después de todo ellas están trabajando. Cuando consigas la foto te podrás ir tranquilo y realizado de Kioto, ya que habrás tenido éxito donde otros fracasaron. Sayoonara y buena suerte, la vas a extrañar.

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