POR: Gabriel Lerman

 

Dice que nadie lo reconoce sin barba y por eso reserva la afeitada como un as bajo la manga para cuando quiera salir a la calle tranquilo. Aclara, también, que si bien su apellido no es “comercial” lo conserva porque le gusta. Se ríe de sí mismo constantemente. No para. Así es el creador de Baskets, la serie que a todos divierte.

Hasta conocerlo en persona para entender por qué este señor de barba y profundos ojos azules se ha convertido en uno de los comediantes más exitosos del cine y la televisión de Estados Unidos. Es que Zach Galifianakis es divertido aunque no diga una palabra, y si bien ha perfeccionado lo que evidentemente es un talento natural, no necesita más que pararse allí para provocar una sonrisa. Surgido del stand-up, el nieto de griegos originarios de Creta se hizo notar rapidamente en la televisión, y de allí el salto a la pantalla grande fue inevitable. Popularizado mundialmente gracias a la trilogía de “¿Qué pasó ayer”, pudo demostrar que puede trabajar en otro tipo de medio gracias a Iñarritu, quien le dio un papel importante en la multipremiada “Birdman”. Galifianakis es también el productor, guionista y protagonista absoluto de “Baskets”, una serie en la que encarna a dos hermanos mellizos y explora la complicada vida de un payaso frustrado.

¿Cómo surgió la idea para la serie?
Años atrás yo trabajaba en una serie dramática en Fox en la que lógicamente no había bromas, y yo me moría de ganas de poder hacer una toma totalmente absurda, algo que entonces era imposible. Pero desde aquel entonces que sueño con poder combinar elementos dramáticos con un humor delirante. Simplemente quería ver si era posible hacerlo. El personaje y todo lo demás surge después. Yo quería hacer algo que no fuese provocativo. Es que lo provocativo muchas veces es aburrido. Por eso mi intención fue hacer una serie a la vieja usanza, pero que a la vez fuese algo que no se hubiera visto nunca antes.

¿En qué medida tu trabajo en “Baskets” se diferencia de lo que te hemos visto haciendo en el cine?
Creo que lo que he hecho en el cine han sido pequeños papeles que funcionan mejor en pequeñas dosis, algo que tal vez también sea cierto para este personaje. En la serie, como interpreto a la figura principal, tengo que tener los pies un poco más en la tierra y abrirme a otras dimensiones en lugar de limitarme a ser el tonto que dice una broma o se cae para que todos se rían. La televisión además te permite explorar facetas emocionales, algo que no ocurre en las comedias que se hacen en el cine, que está dominado por la gente de Wall Street. Ellos son los que determinan como se tienen que hacer las cosas.

¿Cuán complicado es interpretar dos personajes en la serie?
No es tan complicado, todo pasa por cambiar de ropa y de actitud. El hermano mellizo que interpreto es muy fácil. El único problema es que me parece que no funciona muy bien en la serie. Es como un personaje de un sketch en una serie dramática. Originariamente pensé en afeitarme la barba para hacer a uno de los dos personajes, pero fisicamente era imposible. La idea era que uno de los hermanos tuviese barba y el otro no, pero desistimos después de darnos cuenta que no había forma de lograrlo. De todos modos, nadie me reconoce sin la barba, por lo que me he guardado lo de afeitarme para cuando quiero salir al mundo sin que nadie me moleste.

¿Nunca nadie te pidió que te afeitaras para un papel?
Claro que me lo han pedido, particularmente mis representantes al principio de mi carrera. En su momento me sorprendió, porque nunca me imaginé que en algún momento mi barba iba a convertirse en tema de discusión. En realidad yo me metí a trabajar en cine para ganarme unos dólares mientras hacía stand-up. Nunca tuve el objetivo de convertirme en estrella de cine o trabajar en grandes superproducciones, pero simplemente tuve un golpe de suerte. Y la barba es una parte integral de quien soy yo. Es parte de mi existencia. Es como si le preguntaran a Adrien Brody por su nariz. Es cierto, el no se puede afeitar la nariz. Aún así no pienso afeitarme la barba…

“La televisión además te permite explorar facetas emocionales, algo que no ocurre en las comedias que se hacen en el cine, que está dominado por la gente de Wall Street. Ellos son los que determinan como se tienen que hacer las cosas.”

¿Cuándo descubriste que podías ser divertido?
Cuando era muy chico. En mi casa con mi familia cuando nos reuníamos preparábamos sketches sobre lo que veíamos en los noticieros. Recuerdo que algunos de esos sketches trataban sobre el escándalo Irán-Contras lo cual era bastante complicado para un chico de nueve años. También yo hacía un número al que le llamaba “el robot”. Me ponía a mover como un robot y mis padres y mis tíos me aplaudían y me daban monedas. En otras ocasiones imitaba un mono. Lo cierto es que en esas reuniones nos reíamos mucho. Todos en mi familia son muy graciosos. Me parece que el humor es saludable. Mis padres todavía siguen juntos, y tengo una hermana y un hermano que tienen cada ocurrencia que me hacen matar de risa. Además en mi familia tenemos una curiosa mezcla. Por el lado de mi papá somos de origen griego, por lo que tenemos toda esta cosa cariñosa y familiera, donde todo el tiempo nos estamos abrazando y besando y disfrutamos en torno de una buena comida. Y por el lado de mi madre somos de origen irlandés, que es básicamente todo lo contrario.

¿Alguna vez pensaste en la posibilidad de usar un nombre artístico? Tu apellido es un poco complicado para memorizar…
Personalmente, no me parece demasiado complicado. De hecho Galifianakis es la versión abreviada. Mi verdadero apellido es Galifianakisburg. No, la verdad, nunca consideré la posibilidad de cambiarme el apellido. No será muy comercial pero prefiero conservarlo. A mí me gusta…

¿Es cierto que en “Saturday Night Live” no lo podían pronunciar?
Sí. Lo escribían mal todo el tiempo. Tampoco tenía mucha suerte con mi nombre… Me ponían Zack todo el tiempo…

¿Cómo lidiás con las presiones de la fama?
No muy bien. El problema es que vivimos en una sociedad en la que todo el mundo lleva una cámara encima. Si estoy comiendo en un restaurante y alguien se da cuenta quien soy, enseguida saca una cámara para mostrarle lo que está viendo a sus amigos, o aún peor, se ponen a escuchar, y a grabar, mis conversaciones. Lo cierto es que si sos un actor o un político siempre te vas a encontrar con alguien que te está filmando, y tengo que tener mucho cuidado porque si digo algo inapropiado luego todo se tergiversa y la prensa amarilla termina publicando cualquier cosa. Lo terrible es que si antes temíamos que nos estuviera vigilando el Gran Hermano la verdad es que tengo malas noticias, no hace falta que nadie nos vigile, porque lo estamos haciendo nosotros mismos…

 

11_Zach-Galifianakis

¿Qué es lo que hubieses hecho con tu vida si no te hubieses dedicado a la comedia?
Probablemente hubiese sido un vagabundo. Me habría dedicado a vagar por ahí. Pero no se cómo me habría ganado mi dinero. Tal vez me hubiera dedicado a la agricultura, o hubiera sido pastor de ovejas. Siempre fantasee con la idea de mudarme a Creta y dedicarme a pastorear…

¿Tenés una manera específica de encarar tu trabajo como actor?
No. Simplemente me dejo llevar. Cuanto menos pienso en un personaje, mejor me sale. No me siento a pensar por horas en mi casa como voy a tener que hacer un papel. Como mucho decido que va a tener que caminar de tal o cual manera y baso la manera de moverme en alguien que he visto, como por ejemplo un tío mío que tiene una galería de arte. Decido que mi personaje va a caminar como mi tío y esa es toda mi preparación.

Te fuiste a vivir a Canadá…
Mi esposa es canadiense y yo he vivido allí durante bastante tiempo, no en forma constante, durante los últimos 16 años. Además, muchas de mis novias han sido canadienses. Es que mi sensación siempre ha sido que las mujeres canadienses pueden ir conmigo de campamento sin que sea un problema, y sin tener que estar poniéndose maquillaje todo el tiempo. Creo que Estados Unidos podría aprender mucho de Canadá, por ejemplo, la carrera presidencial. Allí es un proceso que dura apenas cuatro meses y no los dos años terribles que nos lleva aquí. Por ejemplo, allí no permiten ensuciar al rival. Adoro a Canadá, el país tiene una inocencia que me encanta. De Estados Unidos se habla como un crisol de razas y de Canadá, como un mosaico. Me parece mucho mejor que no haya obligación de asimilarse. Las diferentes comunidades pueden mantener sus culturas. Además, y por sobre todas las cosas, Canadá es un país mucho más pacífico.

¿Allí tenés una granja, no es así?
Si, pero también tengo una casa en California. La que tengo en Canadá está en una zona muy rural. Cuando estoy trabajando, vivo en la que tengo en California, que está en plena ciudad. Lo que pasa es que estoy harto de la vida en la ciudad y quiero volver a la naturaleza, por eso cada vez que puedo me voy a Canadá. Allí estoy rodeado por la naturaleza. Es muy bello y es algo que le recomiendo a todo el mundo.

¿Tenés vecinos?
Sí, claro, pero no los puedo ver. Por suerte están muy, muy lejos de mi casa…

¿Cuál es tu relación con el vino?
Me he divorciado del vino. El vino y yo nos divorciamos unos cuantos años atrás. Tuvimos una relación muy pasional durante mucho tiempo y luego terminamos amigablemente. No nos hemos visto durante un buen tiempo y yo he roto todos mis vínculos con el alcohol. Eso sí, nunca viene mal un poco de cocaína…

¿Te quedan sueños por cumplir?
Trabajar en esta profesión es un sueño. Todavía no me lo puedo terminar de creer. Y es un sueño hecho realidad. Pero creo también que como seres humanos es muy importante para nosotros tener sueños, aunque no sean grandes. En cuanto a los sueños que todavía no he cumplido, me alcanza con no tener pesadillas. Tengo un hijo ahora y eso cambia tus prioridades. En esta industria todo pasa por tu ego y mi sueño es poder dejar eso un poco de lado. Me interesa concentrarme en otras cosas que no pasen por mí. Por ejemplo, puedo permitirme soñar con que gano el Premio Nobel de la Paz…